domingo, 21 de junio de 2009

Poesía del Abedul



Con las livianas semillas
que al páramo trajo la brisa
vinieron con alas de aire y prisa
el adusto pueblo de las maravillas.

Cruzaron la línea del rojo sendero
Destellos del sol radiante,
Los colonos de tronco austero
arraigando en el suelo, en aquel instante.

Enraizadas firmes, las fértiles simientes
Crearon el bosque de nuestra memoria
Especie muda que observó nuestra gloria
Cayendo en el olvido de nuestras gentes.

Protectores fuisteis, de los pueblos alados
¡Vosotros, tribu de los abedules!
La diosa os prometió los caminos dorados
Las sendas hacia los cielos azules.

Recuerdos sois, de viejos santuarios
De nuestra tribu, raíces reencontradas
Sois siempre, mensajeros y emisarios
de los alados entes y de las hadas.

Os nombro, entre mi gente
Para restablecer el círculo sagrado
Para madurar en el vínculo añorado
Y devenir uno, con vuestra simiente.

Viejos amigos, enlazados con nuestra energía
Supremos, sabios y confidentes hermanos
Pacientes en quietud, calma y armonía
Sois nuestros misterios y enigmas arcanos.

Sabemos de vuestras riquezas divinas
De vuestras cortezas y mágicas ramas
De vuestras dulces savias y resinas
Sabemos de curativas medicinas
Que sanan febriles cuerpos y ajadas almas.

Flores de abedul en nuestros cabellos
Hechizos en las noches estancas
Vuestros espíritus como destellos
en nuestras ánimas blancas.

Hojas de vuestro ensueño y estrellas
De vuestro amanecer vital
Os admiramos como a hadas bellas
Cuando recorren la noche boreal.

No importa las palabras que escriba
No es causa primordial
Importa, esta emoción tangible y real
Vivir lo que el árbol nos inscriba
en nuestro corazón tribal
Importa lo que el espíritu reciba
del abedul estoico y fraternal.

Os abrazamos abedules
Aspiramos el aroma de vuestras flores
Saboreamos vuestros frutos de amores
soñando con Lunas Azules,
cuando la diosa, atiende nuestros clamores
¡Ya suena la danza de los abedules!

Melodías entre zarzas
La diosa muestra sus primores
La hoguera crepita en los albores
de la noche que se alza
con matices seductores.

Se oyen grullas y garzas
Con sus coros delatores
Son los compases que ensalzan
a estos árboles cantores.

Iolair Faol

domingo, 14 de junio de 2009

El gran Yuchán ( Palo borracho blanco )


Antiguamente el agua, que era el mar, estaba adentro de un palo borracho grande. Esto era muy al principio. Ahí nació Lawo, el Arco iris, y un pez: el dorado.
Mucha gente pasaba por ahí, pero les estaba prohibido pescar el dorado. Por esa época pasó Tokjuaj con sus flechas. Sacó una y flechó el pez.
El yuchán se partió y se inundó el mundo. Tokjuaj trató de escapar corriendo pero el agua lo seguía. Dos meses corrió con el agua atrás. Quiso transformarse en pez pero los peces también lo perseguían. No había forma de escapar. Entonces se transformó en chajá.
Voló muy arriba, hasta que se le cayeron las plumas y comenzó a caer. En su caída gritaba: “me transformaré en mortero”, Y cayó adentro de un pozo. Ese pozo era muy profundo. Tokjuaj se transformó en murciélago, y mientras estaba tratando de salir, vio una víbora muy grande que quería tragárselo.
Por fin escapó. Pero el viborón le pudo agarrar una punta del ala. Y se enredó en una tela de araña.
Tenía hambre y no sabía que hacer. Entonces se le ocurrió chupar sangre. Desde entonces el murciélago chupa la sangre. Le chupó al anta y a las corzuelas. Hasta que el tucán empezó a perseguirlo.
Tokjuaj se asustó y se escondió en el gajo de un árbol grande. El tucán golpeó el árbol con su pico y se partió la cabeza de Tokjuaj. Quedó muerto en el piso en forma de murciélago.
El agua que salió del yuchán formó el río Pilcomayo. Las vueltas que da el río Pilcomayo son el recorrido de Tokjuaj huyendo del agua.
Tokjuaj corrió durante dos meses.


Fuente: El ciclo de Tokjuaj y otros mitos de los wichis.
Biblioteca de Cultura Popular, Buenos Aires 1999.

sábado, 6 de junio de 2009

Reflexiones sobre el Arbol Sagrado.


El Árbol Sagrado nació como manual de espiritualidad indígena para indígenas norteamericanos. Los ancianos han profetizado que, volviendo a los valores tradicionales, los pueblos ancestrales pueden encontrar la llave para liberar la fuerza que los guíe a su propia vía de desarrollo. Esta transformación bien podría tener un efecto sanador en el planeta entero.


El Relato

Para todos los pueblos de la Tierra, el Creador ha plantado un Árbol Sagrado, para que se junten bajo su sombra. Es aquí donde la gente encuentra la sanación, el poder, la sabiduría y la seguridad. Las raíces de este Árbol se extienden y penetran profundamente en el cuerpo de la Madre Tierra. Sus ramas se alzan como manos que oran al Padre Cielo.



Los frutos del Árbol son las cosas buenas que el Creador ha otorgado a su pueblo:
el amor, la preocupación por los demás, la generosidad, la paciencia, la sabiduría, la equidad, el coraje, la justicia, el respeto, la humildad y muchos otros dones preciosos.

Los mayores nos enseñaron que la vida del Árbol es la vida del pueblo. Si el pueblo se aparta mucho de la seguridad del Árbol, si olvida comer sus frutos, o si se vuelve contra el Árbol y lo trata de destruir, una gran tristeza caerá sobre él. Muchos se afligirán. La gente perderá su poder. Dejará de soñar y de tener visiones. Empezará a discutir por trivialidades. Ya no sabrán decir la verdad ni ser honestos los unos con los otros. Olvidarán cómo vivir en su propia Tierra. Sus vidas se llenarán de ira y tristeza. Poco a poco, se envenenarán a sí mismos y a todo lo que tocan.

Los que nos precedieron dijeron que estas cosas sucederían, pero también dijeron que el Árbol no moriría jamás. Y mientras viva el Árbol, vivirá el pueblo. Dijeron que llegará un día en que el pueblo despertará de nuevo, como de un largo sueño producido por una droga; empezará nuevamente a buscar el Árbol Sagrado. Al principio, su búsqueda será temerosa, pero poco a poco entenderán cuán importante es.

El lugar del Árbol y sus frutos se ha cuidado y preservado con esmero en las mentes y los corazones sabios de los ancianos y los mayores. Estos individuos humildes y amorosos guiarán a cualquiera que busque honesta y sinceramente el camino que conduce a la sombra protectora y a los frutos del Árbol Sagrado.

Fuente: Mundo Nuevo.

sábado, 23 de mayo de 2009

La aruera ( Lithraea brasiliensis )


Cuenta la leyenda que Aruera era una hermosa indígena cuyo corazón fue roto una y otra vez, muriendo luego llena de amargura.
Cada vez que Aruera se enamoraba, creía ciegamente en las dulces palabras que el enamorado de turno le murmuraba al oído. Pero los que la enamoraban la traicionaban una y otra vez. Pero aún así, ella creyó en el amor infinitas veces, hasta que un día se hartó.
Juró que ya no creería más en las palabras de nadie. Así su sentimiento se convirtío en amargura y luego en veneno, lo cual la condujo a la muerte.
Según la leyenda Aruera habría regresado reencarnada en un árbol, acompañada por el veneno que inundaba su corazón y con la desconfianza de tanta mentira.
Por tal motivo, quién se acuesta a su sombra sufre las concecuencias de su veneno. Conociendo la historia, es que la gente le saluda al revés, engañandola una y otra vez.

sábado, 16 de mayo de 2009

El algarrobo


Hace mucho tiempo había un pueblo aborigen que vivia muy feliz, comían de los frutos de la tierra y estaban sanos porque usaban las plantas como medicinas.

Pero la gran riqueza les hizo olvidar sus deberes cotidianos, dejaron de levantar los altares a sus dioses, permitieron que las herramientas de trabajo se enmohecieran y se olvidaron de sus campos. Se dedicaron solamente a las fiestas y las diversiones.

Tuca, la hija del gran cacique, rezaba para que la desgracia no cayera sobre ellos, pero el dios sol, enojado por la pereza del pueblo, arrojó sobre ellos sus poderosos rayos y quemó la tierra, convirtió sus reservas en granos de polvo y escaseó el agua.

Tuca corrió hasta un altar y dejó alimentos, encendió un fuego para quemar hierbas olorosas y rezó a la Pachamama.

Vencida por el llanto se quedó dormida, tuvo un sueño en el cual la diosa Pachamama se le aparecía y le decía: “levántate Tuca, y junta los frutos del árbol que te cobija, y así tu pueblo se salvará y lo llamará con tu nombre.

Tuca se despertó y miró hacia arriba, un árbol gigantesco le había prestado su sombra y de sus ramas colgaban vainas marrones cuya forma nunca haría pensar que servían de alimento. Tuca juntó las vainas y corrió a llevárselas a su gente.

Así conocieron al algarrobo que los salvó del hambre y la perdición.

Fuente: Web de la municipalidad de Mina Clavero

sábado, 9 de mayo de 2009

Pino cordillerano


LEYENDA DEL PEHUEN ERRANTE

Esta leyenda araucana se refiere al pehuén o pino cordillerano cuyo nombre científico es araucaria imbricata, que forma densos bosques en los Andes patagónicos y tiene una semilla grande o piñón, que se recoge en marzo (piñoneada) y que constituye desde tiempos inmemoriales parte importante de la alimentación de los indígenas que habitan esa zona, los mapuches: cuyo nombre significa mapu: Tierra, patria y che: Gente, lo que se traduce como gente de la tierra, autóctona.

Cuenta la leyenda que cierta vez una ñiuke (madre india) viendo que el invierno llegaba y su esposo Kalfü-Kir cuya traducción es lagarto azul, no retornaba al calor de su hogar o ruca (choza araucana), rogó a su hijo le buscara en todo el valle y más allá de las montañas. El koná o joven provisto por su madre de alimentos y abrigos inició la marcha en ese frío ambiente. Un día por fin vio un pehuén , y como no podía seguir de largo sin hacerle una ofrenda colgó de unas de sus ramas los zapatos. Prosiguió su marcha y se encontró con una tribu desconocida que, después de recibirle cordialmente, le robaron y lo ataron de pies y manos para que no pudiese moverse, y quedar expuesto a la furia de nahuel (el tigre): Su madre que presentía la desgracia, salió a buscarlo, y en el camino encontró los restos de su esposo Kalfü-Kir, por cuya razón se cortó los cabellos que cubrían su frente. Luego prosiguió la búsqueda del muchacho. Mientras tanto éste estando a punto de expirar, vio en la lejanía un pehuén y exclamó dolorosamente ¨! Oh, si tú fueras mi madre!, tú bueno y verde árbol de dilatado ramaje! Ñiuke, Ñiuke, ven , ven!... Fue entonces que el pehuén desgarró sus raíces de la tierra y se acercó al indio. Le cubrió con sus ramas, le defendió de las fieras con sus espinas y alejó la nieve que caía sobre su cuerpo. Mientras, llegó la abnegada mujer y le desató las ligaduras haciéndolo revivir con sus caricias maternales. Agradeció ella al árbol su bondad y no sólo le dejó los zapatos que ya le había ofrendado su hijo, sino que le puso los suyos.Entonces emprendieron el viaje de regreso, acompañados por el pino sagrado hasta dónde fue necesaria su protección. Cuando se detuvo, dieron al lugar el nombre de ñiuke, porque el hijo así había llamado al árbol en su agonía, y según se cuenta hombres que no conocieron esto cambiaron el nombre y llamaron al lugar Neuquén, algunos nativos le llamaron Ñudque, pero siempre significa madre. De las semillas desprendidas, los sabrosos piñones, crecieron árboles que como eran descendientes del árbol sagrado, se multiplicaron tan rápidamente que originaron densos bosques, todos nacidos del árbol madre, que recorrió todo el mundo o Mapu para buscar el otro árbol el pehuén macho con el que se sentía emparentado.-

Fuente : www. oni. escuelas. edu. ar

domingo, 3 de mayo de 2009

El cedrón


Hubo una época en el mundo, en que los seres humanos vivían en paz y armonía.
Los conflictos se solucionaban pacíficamente, se disfrutaba del invierno así como del verano. El otoño era una época de recambio y la primavera, de renacer.

Se olía el aire puro, los arroyos y los ríos eran transparentes, estaban llenos de peces que alimentaban a los indígenas que vivían en sus márgenes. En los montes había árboles grandes y hermosos, los pájaros cantaban los designios divinos. Los duendes y los seres elementales hablaban, jugaban, sonreían y compartían sus enseñanzas con los seres humanos.

Los habitantes de estas tierras cosechaban los frutos de los árboles, cazaban para comer y usaban sus canoas para transitar los arroyos y grandes ríos como el Uruguay y el Paraná. Se curaba con las hierbas y con las flores. Disfrutaban al ver las estrellas y reverenciaban a la luna, con ofrendas y ceremonias sagradas.

Este relato sucede en esa época de la humanidad.

Iba terminando el otoño, venía el invierno con sus lluvias y crecientes. Un día, dos niños Caboá y Tupí, fueron río arriba buscando frutos de los árboles. Hacía calor y se avecinaba una tormenta. Ésta los sorprendío y los niños se refugiaron debajo de unos árboles para esperar que pasara. Las aguas del río pasaron de un caudal tranquilo a una corriente que arrollaba todo a su paso. El río se desbordó en plena noche.

Caboá y Tupí se subieron a un Timbó para protegerse. Lloraban angustiados por la situación, veían cómo el agua arrastraba árboles y animales. Todo se transformaba en un inmenso mar. El árbol en el cual se cobijaban cedío a la correntada. Sus ramas sobresalían del agua varios metros y su tronco inmenso servía para que los niños permanecieran sentados. Sobre esa improvisada nave los dos niños emprendieron un largo viaje durante el cual la naturaleza los sometería a duras pruebas.

Entre las hojas del inmenso árbol vieron nidos de pájaros y escondido, mirando fijamente, un yaguareté. La angustia de los niños se acercaba al límite.

El duende del Cedrón llamado Oloxali también viajaba en ese árbol. Era una experinencia que los niños debían pasar para aprender y crecer.

Le dijo Oloxali al yaguareté:
-Has de ayudar a estos niños para que aprendan tu valor.
-Y tú, les darás de comer y les enseñarás a vivir esta experiencia con serenidad y tranquilidad- le contestó el yaguareté.

Luego se acercó a los niños que lo miraban asustados, se refregó sobre ellos suavemente para que se dieran cuenta que los iba a cuidar y ayudar. El duende del Cedrón los miraba desde una rama y le ordenaba al animal cómo socorrerlos. El animal lamía con ternura los pies a los niños. Al ver esto, se fueron tranquilizando. Poco a poco fueron entendiendo el lenguaje del animal, por lo que el miedo se les pasó y durmieron abrazados el resto dela noche.

Paró la lluvia y a la otra mañana, el enorme árbol de Timbó fue siguiendo el cauce del río. Al descender las aguas, Caboá, Tupí, el yaguareté y Oloxalí buscaron refugio. Se metieron dentro de una cueva. Juntaron alimentos durante el invierno. Las criaturas aprendieron muchas cosas del yaguareté y el duende del Cedrón: el valor, la astucia, la serenidad y la paz para enfrentar las situaciones de la vida. El animal les enseñó a cazar y a procurarse alimento, el duende les enseñó a comunicarse con las plantas y las flores para curar sus enfermedades.

Llegó el día en que terminó el invierno, el yaguareté debía seguir su camino solitario, Oloxalí les había enseñado el secreto de las plantas, por lo que ya estaban prontos para enfrentar la vida y sobrellevar las situaciones con valor y serenidad.

Era así como debían volver a sus tierras, con su gente. Habían hecho un pacto con el yaguareté y el duende para aplicar sus enseñanzas. El duende los abrazzó, el animal les lamió los pies, marchándose despacio entre los árboles del monte. Los niños se quedaron mirándolos, tristes y a la vez contentos.

Luego regresaron, pero ya no eran niños, habían crecido. Caminaron mucho hasta encontrar a los suyos, que los esperaban ansiosos. Habían vivido una experiencia que serviría de ejemplo a quienes los rodeaban.

Fuente: Flores para sanar.
Autor : Bernardo Ferrando.

sábado, 18 de abril de 2009

El eucalipto



Originario de Australia " migró " a otras regiones.Se adapta muy bien a casi todo tipo de terreno o región, tanto en pantanos o desiertos.

La leyenda nativa cuenta que en los comienzos de los tiempos un grupo de aborígenes australianos estaban buscando leña para hacer fuego.
Juntaron varios tipos de maderas. Mientras estaban preparándose para hacer fuego, oyeron un sonido muy particular. Con miedo dejaron de hacer el preparativo, pensando que eran sonidos de espíritus malignos.
Pero el sonido resultó agradable y así concluyeron que aquellos pertenecían al el espíritu del viento, que soplaba a través de un tronco de eucalipto ahuecado por las termitas.
Esto es lo que dío origenes al Didqcridoo, un instrumento que se usa en los ritos aborígenes para conectarse con los espíritus de los antepasados.


Fuente: Diccionario de Mitos y Leyendas
Aborígenes australianas.

domingo, 5 de abril de 2009

Más sobre creencias populares...


ABEDUL . Se dice que éste árbol crecía en la entrada del Paraíso. Antiguamente se plantaba la entrada de los establos para ahuyentar a los malos espíritus. Con la misma finalidad también se fustigaba con ramas de Abedul a los delincuentes y dementes. Los esquimales se servían de ellos para confecionar vestidos, construir piraguas y elaborar cuerdas, pues su corteza se mantiene muy bien por contar con una sustancia conservadora, la Betulina, casi indestructible. Los antiguos pastores utilizaban su corteza para elaborar sus calzados.
En Escocia se han encontrado en enterramientos de varios siglos, cortezas en perfecto estado.
Por el contrario su madera es muy vulnerable utilizándose para hacer papel y tinta de imprenta. En la antigua Roma el Abedul era símbolo de poder y autoridad, empleándose sus ramas para adornar las cabezas de las personas importantes, denominándose fasces, de dónde deriva el vocablo fascista.

ENCINA. Las Dríades, espíritus femeninos de la naturaleza o ninfas, habitan sobre ellas.
Era símbolo de humanidad para los griegos y sus hojas susurraban el lenguaje misterioso de los Oráculos ( respuestas de los Dioses a los sacerdotes ) .
Tiene gran longevidad esta especie, la cual puede alcanzar el milenio.

sábado, 28 de marzo de 2009

Creencias populares sobre los árboles.

- ABEDUL Plantado en las cercanías de las casa sirve de amuleto contra la adversidad, a tiempo que protege de los malos espíritus.

-ACEBO Es el símbolo de la previsíon y de la buena suerte guardar algunas hojas acompañando los ahorros.

-AVELLANO Se plantan Avellanos en los linderos de las casa para preservarlas de los maleficios.

-FRESNO Ahuyenta el rayo y las tormentas; también las culebra. De la sombra decía Plinio que era " tan aborrecida de las serpientes, que antes atravesarían por el fuego que por ellas ".

-HIGUERA Asegura la tradición blíblica que las hojas de la Higuera sirvieron para cubrir la desnudez tras el pecado original.

-LAUREL Ahuyenta los malos espíritus de la casa. Se le atribuye al bendecido el Domingo de Ramos gran eficacia si se le coloca en las cabeceras de las camas, en las puertas y en los sembrados, como medida para sentirse bien anímicamente.

-NOGAL Por su tradición, se le teme como responsable de caídas de rayos cerca suyo. La sombra del Nogal es nociva para la salud. " Enferma a quiénse sienta o duerme en su círculo".

-ROBLE Sana a los enfermos que pasan por sus hendiduras, libra a los que padecen enfermedades contagiosas y tiene un caracter purificador. El mismo caracter se le atribuye a la Encina.

-SAUCO Conocido cómo Sabugu, Beneito... sus flores, recolectadas en el anochecer o amanecer de San Juan gozan de excepcionales virtudes medicinales.

-TILO Simboliza el amor y la fidelidad. Es una costumbre extendida, la de plantar un Tilo el día de la boda.

Fuente: Inciclopedia Wikipedia.

domingo, 22 de marzo de 2009

El Tejo . Mitología asturiana.


El Tejo (Texu) es árbol sagrado de los astures, por excelencia, el árbol sagrado de la mitología asturiana, pues representa el vínculo del pueblo asturiano con la tierra, con la religión antigua, con los antepasados. Además, es un árbol de gran sentido religioso, encontrándosele al lado de muchas ermitas y cementerios asturianos. Pero es también el árbol de la oscuridad, de la penumbra, de la muerte. Con veneno de tejo se suicidaban los guerreros astures antes de ser derrotados y caer en la esclavitud. Así, en la batalla del Monte Medulio los astures se dieron muerte con la espada, el fuego, y el veneno de tejo. El Tejo simboliza por tanto el paso al Otro Mundo y por ello hoy goza este árbol de gran importancia en las celebraciones del Día de Difuntos, donde se lleva a los difuntos una rama para que les guíe en su retorno al País de las Sombras. El vínculo entre el tejo y el mundo de los muertos es reconocido no sólo en Asturias, sino en otras tierras célticas del occidente europeo, como Bretaña o Irlanda, donde era costumbre plantar tejos en los cementerios en lugar de cipreses, y se creía que las raíces de dichos árboles alcanzaban la boca de los muertos enterrados en sus tumbas.

Fuente: http://es.wikipedia.org /

sábado, 14 de marzo de 2009

Los tres árbolitos.

Érase una vez en la cumbre de una montaña, tres pequeños árboles juntos y pensando sobre lo que querían llegar a ser cuando fueran grandes.

El primer arbolito miro hacia las estrellas y dijo: "Yo quiero guardar tesoros, quiero estar repleto de oro y ser llenado de piedras preciosas. Yo seré el baúl de tesoros más hermoso del mundo".

El segundo arbolito miró un pequeño arroyo realizando su camino hacia el océano y dijo: "Yo quiero viajar a través de aguas temibles y llevar poderosos reyes sobre mí. Yo seré el barco más imponente del mundo".
El tercer arbolito miro hacia el valle que estaba bajo la montaña y vio hombres y mujeres trabajando en un pueblo trabajador, y dijo: "Yo no quiero irme de la cima de la montaña nunca. Yo quiero crecer tan alto que cuando la gente del pueblo se pare a mirarme, ellos levantaran su mirada al cielo y pensaran en Dios. Yo seré el árbol mas alto del mundo."
Los años pasaron. . Llovió, brilló el sol, y los pequeños árboles crecieron alto.
Un día, tres leñadores subieron a la cumbre de la montaña.
El primer leñador miró el primer árbol y dijo: "!Qué árbol tan hermoso es este!", y con la arremetida de su hacha brillante, el primer árbol cayó. "Ahora me van a convertir en un baúl hermoso, contendré tesoros maravillosos" dijo el primer árbol.
El segundo leñador miró al segundo árbol y dijo: "!Este árbol es muy fuerte, es perfecto para mí!" y con la arremetida de su hacha brillante el segundo árbol cayo.
"Ahora deberé navegar por aguas temibles, deberé ser un barco imponente para reyes temidos y poderosos", pensó el segundo árbol.
El tercer árbol sintió su corazón sufrir cuando el último leñador lo miro. El árbol se paro derecho y alto y apuntando ferozmente al cielo.
Pero el leñador siquiera miro hacia arriba y dijo: "!Cualquier árbol es bueno para mi!" y con la arremetida de su hacha brillante, el tercer árbol cayo.

El primer árbol se emociono cuando el leñador lo llevó a una carpintería. Pero el carpintero lo convirtió en una caja de alimentos para animales de granja.
Aquel árbol hermoso no fue cubierto con oro, ni llenado de tesoros, sino que fue cubierto con polvo de la cortadora y llenado con alimento para animales de granja.

El segundo árbol sonrió cuando el leñador lo llevó cerca de un embarcadero, pero ningún barco imponente fue construido ese día. En lugar de eso, aquel árbol fue cortado y convertido en un simple bote de pesca, era demasiado chico y débil para navegar en océano, ni siquiera un río, y fue llevado a un pequeño lago.

El tercer árbol estaba confundido cuando el leñador lo corto para hacer tablas fuertes y lo abandono en un almacén de madera. "¿Que estará pasando?", fué lo que se preguntó el árbol, "Yo todo lo que quería era quedarme en la cumbre de la montaña y apuntar a Dios".

Muchísimos días y noches pasaron. A los tres árboles ya casi se les habían olvidado sus sueños. Pero una noche, una luz de estrella dorada alumbró el primer árbol cuando una joven mujer puso a su hijo recién nacido en la caja de alimento. "Yo quisiera haberle podido hacer una cuna al bebe" Dijo su esposo a la mujer, la madre le apretó la mano a su esposo y sonrió mientras la luz de la estrella dorada alumbraba la madera suave y fuerte de la cuna. Y la mujer dijo: "Este pesebre es hermoso". Y de repente el primer árbol supo que contenía el tesoro más grande el mundo.

Una tarde, un viajero cansado y sus amigos se subieron al viejo bote de pesca.
El viajero se quedó dormido mientras el segundo árbol navegaba tranquilamente hacia adentro del lago. De repente, una impresionante y aterradora tormenta llegó al lago, el pequeño árbol se lleno de temor, el sabia que no tenia la fuerza de llevar a todos esos pasajeros a la orilla a salvo con ese viento y lluvia. El hombre cansado se levanto y alzando su mano dijo: "Calma", la tormenta cesó tan rápido como comenzó.
Y de repente el segundo árbol supo que el llevaba navegando al Rey del Cielo y de la Tierra.

Un viernes en la mañana, el tercer árbol se extrañó cuando sus tablas fueron tomadas de aquel almacén de madera olvidado. Se asusto al ser llevado a través de una impresionante multitud de personas enojadas. Se lleno de temor cuando unos soldados clavaron las manos de un hombre en su madera. Se sintió feo, áspero y cruel. Pero un domingo en la mañana, cuando el sol brilló y la tierra tembló con júbilo debajo de su madera, el tercer árbol supo que "EL AMOR DE DIOS HABIA CAMBIADO TODO".
Esto hizo que el árbol se sintiera fuerte, y cada vez que la gente pensara en el tercer árbol, ellos pensarían en Dios. Eso era mucho mejor que ser el árbol mas alto del mundo.

Fuente: Blog de Cabalayka.

domingo, 1 de marzo de 2009

La leyenda del Árbol del Amor.



Aralia paperifer, de origen europeo,frondoso árbol siempre verde. Es un árbol muy especial, perteneciente a una especie rara, tanto que se dice que no hay otro ejemplare en el continente americano, que él que hace referencia a ésta leyenda.

En pleno centro de la ciudad de Zacatecas, a espaldas del portal de Rosales y frente al ex convento San Agustín, se encuentra una plazoleta arbolada que antes fuera un pequeño jardín. Es la actual plazoleta de Miguel Arzua. En este apacible lugar se daban cita feligreses, vendedores y aguateros cuya calma provinciana, la prisa no tenía lugar y sí la vida y el calor humano.Ahí, regado con el vital líquido que le sustentaba y con las lágrimas derramadas en silencio por tres seres marcados por un destino común, se encuentra el árbol que fue testigo de sus amores.

En el pasado, el templo de San Agustín daba vida espiritual a este bello rincón de ensueño, para los enamorados.

Aralia, la hermosa jovencita que dió origen al nombre con que se conoce al árbol, vivía en una de las señoriales casas que daban al jardín. Con la lozanía de su edad, propicia para el primer amor, su cantarina risa contagiaba la alegría de vivir a todo lo que la rodeaba.

Era Juan un humilde paro risueño y noble aguatero, que aun despierto soñaba encontrar una veta de plata para ofrecérsela a Oralia, a quien amaba en silencio, pero sabiéndose pobre la veía como a la más remota estrella.

Por las tardes, al salir de la mina, Juan se convertía en el alegre aguatero que ensayaba junto a su paciente burro improvisados versos de amor, caminando con ilusión de contemplar a Oralia, al entregarle el agua, como ésta regaba las plantas del jardín y en especial el árbol que cuidaba con esmero.
Oralia sentía nacer un entrañable cariño, más allá de la amistad, por el aguatero que por su parte día a día se ganaba también la estima de las familias.

Pero sin saberlo, Juan tenía un rival, que tras la etiqueta de la cortesía y modales refinados, cpnquistaba cada vez más a Oralia, quien experimentaba sentimientos encontrados hacia Pierre, un frabcés que la colmaba de atenciones.

El destino trajo al francés a su casa al ocurrir la ocupación por las tropas invasoras en 1864 y por cortesía las familias le brindaban un trato diferente al estranjero, discupándolo de los actos de un gobierno al que debía obediencia. El francés, siempre impecable en sus modales y pulcre en el vestir, les visitaba no por devolver la cortesía sino con la secreta esperanza de impresionar a Oralia, de quién se había enamorado.
Con el permiso de sus padres, solían sentarse bajo la sombra del árbol que Oralia cuidaba; ella escuchaba al francés la descripción que de su patria hacía y dejaba volar su imaginación.

Juan sufría en silencio al verlos juntos, incapaz de hacer nada para evitarlo. Notaba las barreras sociales que los separaban y más eran sus sueños de encontrar la veta de plata, para realizar sus sueños.

Trabajaba duro en minas abandonadas; al final de la jornada, el agua de las minas le limpiaban el polvo que cubrían su piel. Con su fiel burrito iban a llenar sus botes de agua de la fuente y la repartía a las familias, cuidando de dejar al final, la casa de Oralia para disponer de un poco más de tiempo para estar en su compañia.

Oralia lo esperaba con impaciencia para que la ayudara a regar su árbol. Al hacerlo, su regocijo se manisfestaba en el lenguaje secreto de los enamorados. El árbol lo sabía y el susurro de sus hojas se confundía con el rumor de las risas de los jóvenes, mientra su follaje se inclinaba, en un intento de protegerlos de miradas indiscretas.

Oralia una tarde llegó hasta el templo. Arrodillada frente al altar lloró en silencio al comparar dos mundos tan opuestos. Su plegaria imploraba ayuda para tomar la decisión acertada en tal cruel dilema.
Al salir del templo sin haber podido tomar una resolución, se sentó en silencio bajo el árbol y el llanto volvió a brotar.
Su angustia provocaba la alteración del ritmo de los latidos de su corazón, cuando en su regazo cayó suavemente un racimo de cristalinas lágrimas que conmovido el árbol le ofrecía como amigo amoroso en su consuelo y al tacto de sus tiernas manos, las lágrimas del árbol se convirtieron en un tupido racimo de flores rosadas.
Oralia recuperó la paz junto a su árbol y encontró el valor para decidirse por su aguatero, sin importarle su humilde condición.

Al otro día, el francés se presentó puntualmente en la casona y con el semblante muy triste comunicó de su partida del país. Otros vientos políticos flotaban en la nación y era urgente su traslado a Francia. Se llevaba el corazón destrozado por tener que abandonar a Oralia y la despedida era mas amarga aún por saber que jamás volvería a verla.

Mientra tanto, en la profundidad de la mina, Juan vislumbra un tenue brillo, tan sutil como la ilusión; una corazonada hizo intuir la veta que buscaba y continuó la aura roca que aún se resistía a entregar al joven su argentífera savia.
Al día siguiente al llegar con el agua, Oralia lo notó más alegre que de costumbre, no se pudo contener y al verlo tan feliz le dió un gran beso junto al árbol del Amor que regaban ahora entre risas.

Juan ni se acordó de su rica veta de plata y más aún olvidó el discurso que toda la noche había ensayado, al ver caer racimos de flores rosadas del árbol, que así compartía la culminación de tan bello idilio en aquel bello jardín, hoy plazoleta de Miguel Arzua frente al ex templo de San Agustín.

Desde entonces las parejas de enamorados, consideran de buena suerte refugiarse bajo las ramas del Árbol del Amor, para favorecer la perduración de su romance.

Fuente: Leyendas de Zacatecas; Cuentos y Relatos.
Autor : Joaquin García Luna.

viernes, 30 de enero de 2009

El nogal ( Junglans regia )


Nuestros antepasados asociaban la renovación de la vida y la superación de la muerte particularmente con el avellano. Sin embargo, cuando los romanos trajeron un "fruto seco extraño " de mayor tamaño que la avellana, las creencias populares transfirieron muchos de sus significados a la nuez.

En el nogal nos encontramos nuevamente con una planta en cuyo simbolismo se pone de manifiesto la entretejedura de la vida y la muerte. En los tiempos que los hombres eran mas clarividentes, la nuez estaba rodeada de numerosos tabús y formaba parte de ritos y ceremonias. Hay un algo inquietante, un algo oscuro en el aura del nogal. En Oriente se lo considera un árbol de los difuntos que se planta en los cementerios. En el norte de Europa, en cambio, se suele plantar cuando nace un niño.
En los países meridionales, sus habitantes colocan ramas de nogal bajo sus ventanas, para protegerse contra los hechizos de las brujas. También llevan colgada una nuez para defenderse contra el mal de ojo.

Este árbol proporciona el mitridato, antídoto universal contra todo tipo de envenenamientos, desde las mordeduras de perros rabiosos hasta picaduras de escorpiones. Esto al menos es lo que creían los romanos ya que, según dicen, entre los tesoros de Mitrídates, rey del Ponto y el mayor experto en venenos de la Antiguedad, se encontró la siguiente receta: una mezcla de nueces secas, higos, hojas de ruda, enebro y sal.

Naturalmente la nuez es parte integrante de las costumbres relacionadas con el amor y las bodas, el abandono de la casa paterna y la época de la soltería. En relación a esto, el nogal también hacía posible echar una mirada al futuro. Durante la recogida de las nueces las chicas arrojaban un palo al árbol; si éste quedaba colgado en las ramas ello era señal de que pronto se casarían. Los enamorados echaban nueces en los hogares: si éstas explotaban ruidosamente a ellos les sucedería lo mismo. Sin embargo, si se quemaban sin estallar les esperaba un matrimonio feliz.
En la antigua Roma el novio tiraba nueces a la multitud en señal de su renuncia a otros amoríos y aventuras eróticas. Actualmente en Italia la gente sigue arrojándole nueces, además de granos de arroz, a la pareja de recién casados.-

sábado, 17 de enero de 2009

Manzano silvestre.


Los restos carbonizados de manzano silvestre encontrados en las excavaciones de aldeas lacustres del neolítico muestran que el mananzano silvestre viene siendo utilizado desde hace mucho tiempo en nuestro ciclo cultural.

Los antiguos persas, llamados por el espíritu de Zarathustra a ennoblecer la civilización caída y limpiarla de influencias demoníacas, se encargaron de convertir el máximo número posible de plantas silvestres en plantas de cultivo. Gracias a ellos la humanidad conoce ahora el manzano de cultivo. A través de los persas lo conocieron los romanos que a su vez, lo llevaron al norte de Europa. Apesar de las ventajas que ofrecía esta fabulosa manzana de mesa, los celtas y germanos conservaron su propio nombre de la fruta( germano,apful; celta, aval ) sin adoptar la voz latina. Consideraban sagrado al manzano: era el símbolo de la inmortalidad, de la perfección y la pureza y sus flores eran el signo del amor y la fertiliudad. Junto con el roble, el abedul, el aliso, el sauce, el acebo y el avellano, el manzano era uno de los siete árboles mas sagrados del bosque de los druidas.

El manzano silvestre crece en los claros del bosque desde Noruega hasta el Cáucaso. En primavera ofrece abundante néctar a las abejas y en otoño sabrosos manjares al venado. Debido a que los compañeros de la diosa del bosque, los jabalíes, ciervos y corzos gustan de reposar bajo los manzanos silvestres, el árbol era relacionado con la gran diosa. La diosa Blanca se les aparecía a los celtas bajo las ramas del árbol en forma de cierva blanca. Este motivo se conservó hasta la Edad Media. Se la recuerda como a una casta virgen sentada bajo un manzano en floración en cuyo regazo descansa la cabeza de un unicornio blanco.

En la leyenda nórdica es la diosa Iduna quien guarda las manzanas de oro de la juventud eterna. En la leyenda griega, el árbol de las manzanas de oro era guardado en el extremo occidental del mundo por las Hespérides, las hijas de la noche, con la ayuda de un dragón.
Los hebreos y egipcios no conocían la manzana y sin embargo, este motivo indoeuropeo de la diosa que guarda las manzanas de la vida en el jardín del paraíso entró a formar parte del mito biblíco de la creación.

viernes, 9 de enero de 2009

El ciprés.


Orgullo y gala del jardín florido,
opulento en aromas y colores
descuella entre los árboles menores
el ciprés melancólico y erguido.

Puebla, al ser por la brisa estremecido,
el perfumado ambiente de rumores,
y cobija de alegres ruiseñores
en cada rama tembladora un nido.

Y en la tierra al hundir la firme planta,
símbolo fiel del infinito anhelo
que el espíritu eleva y agiganta.

Solo y altivo, despreciando el suelo,
su copa gallardísima levanta
hacia el azul y transparente cielo.


Manuel de Sandoval