
En los países alpinos se lo denomina árbol de los sátiros, ya que aleja a los demonios de la noche, a los sátiros y a otros espíritus o duendes maliciosos. Por este motivo también se suele plantar en los cementerios. En la región de Aquisgrán se llamaba a esta planta hurgón, ya que sus ramas se empleaban para limpiar las chimeneas y hogares. La costumbre no se originó únicamente por consideraciones prácticas. Antiguamente el hogar era considerado el corazón de la casa, el centro alrededor del cual se movía la comunidad integrante del hogar. La chimenea era considerada la puerta de entrada o salida para los espíritus y antepasados. Al fin de mantener limpia esta puerta, y alejar los malos espíritus que se pegaban al hollín, era necesario disponer de una escoba con poderes mágicos. Aún hoy en día en los países anglosajones las decorativas ramas de acebo siguen adornando los hogares para que Santa Claus pueda entrar a medianoche y transmitir su bendición a la familia.
Allí donde crece silvestre esta vital planta perenne, constituye un requisito indispensable para la celebración del solsticio de invierno. Durante las alegres saturnalias, cuando los señores servían a sus esclavos y cada casa elegía a un rey del carnaval, los romanos se regalaban entre sí cirios y ramas de acebo. Los antepasados celtas, también adornaban sus casa con hiedra, muérdago y acebo durante el solsticio invernal. El borracho rey del invierno, el " hombre verde" compañero de la gran diosa, que salvó el verde vital del crudo invierno, llevaba una corona de hojas de acebo. En el círculo anual estaba frente al rey de los robles, que es el señor del verano. Este rey del verano era sacrificado ritualmente en los juegos sacrales con una lanza fabricada con madera de acebo. A continuación su rival tomaba posesión de su cargo y de su divina amada adornada con hojas de hiedra.
En el calendario pagano de los celtas, el rey del acebo rige la mitad descendente del año y el rey de los robles la mitad ascendente, produciéndose el sacrificio del rey al final de cada de cada periodo de regencia.
En el alfabeto celta de los árboles, el acebo representa la letra " T " (Tinne), que originalmente significaba " árbol sagrado ".