miércoles, 9 de julio de 2008

El cuento del laurel.


Cerca de un arroyo de agua fresca, había un pequeño bosque. Los árboles eran muy variados. Ellos invertían sus energías en ser más altos y grandes, con flores y perfumes, pero quedaban débiles y tenían poca fuerza para echar raíces.
El laurel dijo:
"Yo mejor, voy a invertir mi savia en tener buena raíz, así creceré y podré dar mis hojas a todos los que las necesiten".
Los otros árboles estaban muy orgullosos de ser bellos.¡En ningún lugar había tantos colores y perfumes! Y no dejaban de admirarse los unos a los otros, riéndose de los demás.
El laurel sufría a cada instante esas burlas. Se reían de él, avasallándolo con sus flores y perfumes, agitando el frondoso follaje.
¡Laurel!...le decían- ¿para qué quieres tanta raíz? ¡Míranos! Todos nos alaban porque tenemos poca raíz y mucha belleza.¿Deja de pensar en los demás! ¡Preocúpate sólo de ti!
Pero el laurel estaba convencido de lo contrario, deseaba amar a los demás y por eso tenía raíces fuertes.
Un día, arreció una gran tormenta sobre el bosque. Los árboles más grandes, los más frondosos se vieron fuertemente golpeados, y no pudieron evitar que el viento los tumbara.
En cambio, el pequeño laurel, como tenía pocas ramas y mucha raíz, apenas, perdió algunas hojas.
Desde ese momento, todos comprendieron que lo que nos mantiene firmes en los momentos difíciles, no son las apariencias, sino lo que está oculto en las raíces, dentro de tú corazón. Allí en tú alma.

3 comentarios:

manolito dijo...

q bonito willow!.
gran verdad.

Willow dijo...

Gracias Manolito.Siempre tan atento.Es tan sólo un cuento...pero créeme, mucho tenemos qué aprender de ellos! Un beso y hasta la vuelta.Ya me tendrás por ahí...

Cabalayka dijo...

Que cuento tan lindo!!!. Las palabras de tus árboles han dejado sus raices en mi corazón, esperando florecer y dar sus frutos. Que preciosidad a fe mia.