sábado, 25 de octubre de 2008

El guayacán


Andaba en busca de agua una muchacha del pueblo de los nivakle, cuando se encontró con un árbol fornido, Nasuk, el guayacán, y se sintió llamada.
Se abrazó a su firme tronco, apretándose con todo el cuerpo, y clavó sus uñas en la corteza. El árbol sangró. Al despedirse, ella dijo:
-¡ Cómo quisiera, Nasuk, que fueras hombre !
Y el guayacán se hizo hombre y fue a buscarla. Cuando la encontró, le mostró la espalda arañada y se tendió a su lado.

Fuente: Las culturas condenadas.
Augusto Roa Bastos.

3 comentarios:

Cabalayka dijo...

willow, que preciosidad de leyenda...es fascinante y poético pensar, sentir que nuestros árboles siempre están velando nuestros sueños...siempre cerca de nosotros...adoptando mil formas de abrazarnos. Me emocionan siempre tus leyendas, tus árboles...me emocionas tú.Un fuerte abrazo, amiga.

Silvia_D dijo...

Sentir la vida de la naturaleza, vivirla, gozarla y respetarla... preciosa leyenda.

Muchos besitos :)

Willow dijo...

linda y tierna ¿verdad? amiga...
Estoy convencida qué ellos siempre nos acompañan, falta poner un poco de atención y cariño.Besitos Caba.

Cuánta razón tienes, Dianna...VIVIRLA,GOZARLA y RESPETARLA. Yo agregaría, si tú me permites algo más...AMARLA.

Saludos mis queridas compañeras.Qué la Energía y Luz, las acompañe.